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  La reunificación de Alemania ante el nuevo milenio

¿un animal triste entre dos mundos?


JOSEFA CONTRERAS FERNÁNDEZ
jcontre@idm.upv.es
© Josefa Contreras Fernández 2004
UNIVERSITAT POLITÈCNICA DE VALÈNCIA


 
 
 

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Resumen

Como el ave fénix, la RDA renace de sus cenizas para integrarse en la RFA y formar así una unidad: die deutsche Einheit. El 9 de Noviembre de 1989 cayó el muro que separaba a las dos Alemanias y el mismo día empezaba un nuevo capítulo en la historia alemana: "Deutschland, einig Vaterland" que exclamaban con júbilo los "ossis" y los "wessis". Pero ¿y hoy?, ante las puertas del siglo XXI, ¿continúa aún aquel júbilo?

Muchos autores y autoras de la RDA han escrito ríos de tinta sobre este tema. Una de ellas es Monika Maron, hasta ahora poco conocida en España y hasta 10 años incluso en la misma RDA, debido a la prohibición de la publicación de sus libros y por tratarse de una autora polémica. Pues siempre ha sido su afán escribir novelas que, aun siendo autobiográficas e históricas, se adaptasen lo más posible a una verdad "desnuda". Mi contribución se basará sobre todo en un análisis de su obra "Animal triste" para poder responder a la pregunta planteada en el título.


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Abstract

Am 9. November 1989 fiel die Mauer, die die BRD und die DDR achtundzwanzig Jahre trennte. Für die Geschichte Deutschlands fing ein neues Kapitel an. Doch es war kein leichter Weg, denn völlig verschiedene Biographien mussten nun 'vereinigt' werden. Das autobiographisch und geschichtskritische Werk von Monika Maron, die bis zur Wende als DDR-Autorin nur im Westen bekannt war, nimmt zu dem Thema Wende und Vereinigung Stellung. Die Hauptfigur, ene Ostfrau, in Animal triste versucht ihre Vergangenheit zu bewältigen und den Sinn des Lebens, vor allem jetzt nach dem Fall der Mauer zu finden; und sie findet ihn in der Liebe zu einem Westmann. Doch das Erbe der Vergangenheit lastet weiterhin an. Denn die Mauer, auch wenn nicht mehr physisch, ist dennoch psychisch in den Deutschen gegenwärtig.

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La reunificación de Alemania ante el nuevo milenio

¿un animal triste entre dos mundos?

JOSEFA CONTRERAS FERNÁNDEZ
UNIVERSITAT POLITÈCNICA DE VALÈNCIA

 

   
1.
Introducción
 
   
Como el ave fénix, la RDA renace de sus cenizas para integrarse en la RFA y formar así una unidad: die deutsche Einheit. El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro que separaba las dos Alemanias y el mismo día empezó un nuevo capítulo en la historia alemana: Deutschland, einig Vaterland que exclamaban con júbilo los Ossis y los Wessis. Pero ¿y hoy?, ante las puertas del siglo XXI, ¿continúa aún aquel júbilo? ¿O se trata de una victoria pírrica? El mundo occidental ha ganado, pero las mieles de la victoria se le escapan: el mundo occidental, una vez conseguido lo que durante años decía desear, no sabe qué hacer con ello. Y la Alemania oriental, que habia vivido durante varios decenios bajo el síndrome de abstinencia, ahora, liberada de la tutela de la dictadura, se desborda.
 
       
   
El cambio de paradigma allana el camino para el restablecimiento de la unidad de un país roto después de la II Guerra Mundial. La nueva situación crea una expectativa dialéctica: Ante una nueva realidad, el individuo ha de reestructurar y reorganizar todas las nociones dominante que le definen tanto en su individualidad como en la visión del mundo que le rodea. Y ello, sobre todo, porque los ciudadanos de la Alemania reunificada aportan una diferente memoria histórica, política y cultural.
 
       
   
El gran evento acontecido en otoño de 1989 fue el resultado de las contradicciones y tensiones acumuladas durante muchos años. Los ciudadanos empezaron, ya hace años, a rebelarse contra un régimen que les cortaba las alas para volar. Las manifestaciones y protestas aumentaban por doquier Este estado de cosas contribuyó a preparar el camino para el desenlace final.
 
       
   
Cuando en abril de 1946 se fundó la SED (Partido Socialista Unificado Alemán), después de la caída del nacionalsocialismo, todos tenían la esperanza de un socialismo verdaderamente humano. Pues éste prometía según Conrady (1993:176): "den Frieden der Völker zu sichern, die republikanische Freiheit des Volkes zu gewährleisten, die endliche Abschaffung von Ausbeutung und Unterdrückung herbeizuführen, hinreichende soziale Absicherung zu garantieren und eine gerechte Verteilung der zum Leben erforderlichen und wünschenswerten Güter zu bewerkstelligen." Pero en 1948, debido a un agravamiento de la guerra fría, el partido se declara estalinista y dogmático, se organiza en una estructura jerárquica y defiende la economía dirigida.
 
       
   
El sistema de educación, la cultura y los medios de comunicación se regían por los principios ideológicos: el llamado "socialismo científico", por lo que se perseguió y se sancionó a todo aquel que manifestara opiniones discrepantes. Las contradicciones entre la idea de un socialismo humano, postulado en un principio, y la realidad existente se hacían cada vez más patente, de modo que muchos decidieron pasarse al otro lado, es decir a la RFA.
 
       
   
En esta Alemania cautiva por el muro vivía Monika Maron, que nacida en 1941 en Berlín era hijastra de Karl Maron, Ministro del Interior de la antigua RDA.
 
       
   
Su labor literaria se inicia en 1976 , aunque ninguno de sus libros pudo ser publicado en la antigua RDA, ya que todo texto literario tenía que ser revisado según Wolfgang Emmerich (1997:52) por la "Hauptverwaltung Verlage und Buchhandel", es decir, tenía que pasar por una censura previa. Los autores eran considerados guías y educadores socialistas de los habitantes de la RDA y como tales tenían que adaptarse a las normas de la SED, por lo que, para muchos, el derecho a expresar una opinión independiente quedaba conculcado.
 
       
   
Aprovechando un visado de tres años, Monika Maron decidió en 1988, pasarse a la RFA. De esta manera le da la espalda a la "versteinerte Hoffnung" de la RDA con lo que se inicia una nueva etaba en su vida. Por fin era libre para poder viajar, pensar y expresar todo aquello que en su cautiverio le era negado.
 
       
   
Las protagonistas de las novelas de Monika Maron permanecen casi siempre aisladas, sumergidas en sus recuerdos, sus fantasías y sus pensamientos. Este mundo onírico está repleto de imágenes, sueños y deseos de libertad. Todo lo que ellas creían perdido o que habían reprimido, aparece en este nuevo mundo. Es la búsqueda de una realidad, de la realidad de los sueños-vigilia y fantasías de la vida que trasciende la cruda realidad. Es la esperanza de una verdadera libertad, la libertad de pensamiento y de la fantasía.
 
       
   
Sin embargo, en su penúltima obra Animal Triste esos sueños se derrumban.
 
       
   
Animal triste no es sólo una novela de amor, sino que también trata de la huella que el entorno y la sociedad deja en los seres humanos.
 
       
   
El libro comienza con un yo narrador aislado del mundo que ni siquiera sabe su edad porque ha decidido poner fin a los episodios de su vida. Lo único que hace es inventar historias que le permitan explicar la desaparición de su amante y enfocar su vida como eine nichtendende ununterbrochene Liebesgeschichte. Mientras tanto continúa esperando no a Godot, sino a Franz, su amado, un entomólogo de Ulm con quien entabla, en el verano de 1990, una apasionada relación de amor.
 
       
   
Para ella, es decir para el yo narrador - cuyo nombre no se nos revela - la felicidad o el sentido de la vida ha sido, y sigue siendo, Franz. Es por ello, que intenta revivir su relación con él, acordándose o inventando todos los instantes de esa hermosa historia. Sin embargo del resto de su vida se olvida, porque lo considera como algo no importante y en ocasiones, incluso traumático. En esta época, en la seltsame Zeit ignoraba lo infeliz que era, hasta que un día se desmayó, olvidando todo lo anterior y pudiendo así liberarse de un schock mortal o un trauma de por vida. En esa experiencia cercana a la muerte vió una señal que le hizo replantearse su vida, encontrando el sentido de ésta en el amor: "Man kann im Leben nichts versäumen als die Liebe" (cf. Maron 1996:23). Y es entonces cuando encontra a Franz, el amor, la liberación.
 
       
   
Pero el entorno, el pasado, deja sus huellas: Ella había vivido en una seltsamen Zeit que Franz, habiendo vivido en una wirklichen Zeit, jamás llegaría a entender, puesto que solamente conocía aquel tiempo por la televisión o los periódicos. Además hablaban lenguas diferentes "wozu ich 'natürlich' sage, das nennt Franz 'freilich" (cf. Maron 1996:99).
 
       
   
Se ven siempre en el piso de ella, donde Franz permanece sólo hasta las 12.30 h de la madrugada para poder compartir el resto de la noche el lecho con otra mujer, su esposa.
 
       
   
Un día Franz confiesa a la protagonista que se va de vacaciones con su esposa a Escocia. En ese momento ella presiente que no va a volver con ella, por ello decide perseguirles, no sólo físicamente hasta el aeropuerto, sino también mentalmente hasta las habitaciones de los hoteles donde pernoctaban. Siente rabia al pensar no sólo que Franz le ha sido robado por una persona extraña y por un entorno social ajeno, sino por el muro que impidió físicamente que ambos se conocieran antes de que Franz se casara con otra. Su estado empeora cuando Franz la llama por teléfono y referiéndose al Hadrianswall distingue entre romanos y bárbaros, y deja claro que él es el romano y ella la bárbara. Franz vuelve, pero ella, dudando de su amor, le exige una y otra vez que le declare que realmente le quiere y Franz una y otra vez le confirma su amor. Casi al final del relato, Franz le revela los motivos por los que le es imposible abandonar a su mujer: Desde niño, su madre había visto en él la imagen de su padre, que era la deshonra y vergüenza para toda la familia y para todo el pueblo, desde que dejó a su mujer por otra. Así, Franz tuvo que padecer desde su niñez la culpa paterna y oír constantemente a su madre y a los vecinos repetir "Werde nicht wie dein Vater" (Maron 1996:191).
 
       
   
Queriendo escapar de su situación y tras dos intentos frustrados de suicidio, la protagonista se marcha a Nueva York, donde tiene unas extrañas experiencias. En dos ocasiones siente pánico al encontrarse encerrada en una habitación sin poder salir; y una vez por poco la atropella un coche, pero una frase que oye en su interior la salva: "Du stehst hier nicht gut" (cf. Maron 1996:227). Ella presiente que estos hechos no han ocurrido por casualidad, entonces se acuerda de la frase: "dich zu gewinnen oder umzukommen" (cf. Maron 1996:229) y vuelve de inmediato con Franz.
 
       
   
Es otoño y viven la plenitud de su amor. Son felices y Franz, reconociendo que su padre tenía razón y que lo importante en la vida para él era su amor, decide abandonar a su mujer e irse a vivir con la protagonista. Pero la noche, en que va a contárselo a su mujer lo atropella un autobús. La protagonista que ve el accidente vuelve a su habitación, a su cama. Vuelve al comienzo de su historia. Pues la novela empieza y termina con un yo narrador tumbado en la cama, aislado del mundo.
 
       
   
2.
Análisis
 
   
Animal triste empieza donde termina otra novela de Monika Maron: Stille Zeile Sechs: con la búsqueda del sentido de la vida después de la caída del comunismo. En Stille Zeile Sechs su protagonista, Rosa, es consciente de que sólo podrá disfrutar de la verdadera libertad con la muerte de los padres fundadores del comunismo: "In dieser Minute begriff ich, dass alles von Beerenbaums Tod abhing, von seinem und dem seiner Generation. Erst wenn ihr Werk niemand mehr heilig war [...] würde ich herausfinden, was ich im Leben gern getan hätte" (cf. Maron 1993:154-55) pero al mismo tiempo teme que esa vida, das eigentliche Leben, pueda llegar demasiado tarde. Por ello en Animal triste, el yo narrador decide vivir su vida como "eine nicht endende, ununterbrochene Liebesgeschichte" (cf. Maron 1996:13), aislada del mundo y esperando la llegada de su única ilusión y esperanza, Franz, que desapareció una noche de otoño y no volvió. Desde aquel instante se propuso no introducir ningún episodio nuevo en su vida y vivir sólo recordando o inventando - que para ella es lo mismo - las noches con Franz, para poder averiguar así lo que realmente ocurrió aquella noche en otoño. La huida a lo imaginario es según el crítico Michel-Francois Demet el camino más corto para el conocimiento de la realidad y para olvidar los problemas existentes. Aunque más que una huida es la renuncia a una vida impuesta y desolada como era la de la antigua RDA. Y esta renuncia a lo externo le permite sumergirse en lo interno, y así, excavando en las profundidades de su interior, llegar a descubrir su realidad, sus sueños. De esta forma se olvida de su pasado, "Im Laufe der Jahre habe ich gelernt, mich an das, was ich vergessen will nicht zu erinnern [...] In meinem Leben gab es nicht viel, was das Vergessen nicht verdient hätte" (cf. Maron 1996:16-17).
 
       
   
Según dice el yo narrador "Das Vergessen ist die Ohnmacht der Seele" (cf. Maron 1996:17) que impide un schock mortal o un trauma de por vida. Pues traumática fue su viviencia en la seltsamen Zeit, bajo el mando de la Bandenherrschaft, donde se encontraba encarcelada, separada del mundo por un muro y sin la posibilidad de acceder a él. Ese muro le robó todo: la felicidad y el amor, y sobre todo la libertad: la libertad de pensamiento y la libertad de viajar. Ella, como todos, soñaba con países lejanos, al igual que los presos sueñan con sus comidas favoritas; pues ella se sentía igual que esos presos, viviendo una vida de reclusa y sin entender muy bien como 4 millones de habitantes "die steinerne Anmassung hinnahmen." (cf. Maron 1996:33).
 
       
   
Por eso quería olvidarse de aquel cautiverio, incluso de ella misma, de todo aquello que pudiera poner en duda su actual amor. Quería borrar su antigua identidad, su antigua imagen. Así que rompe todos los espejos y se maltrata la vista a conciencia para que nada le pueda hacer recordar que era, y en cierto modo aún es, del Este. Pues el ciego, al no ver, no se enfrenta con la cruda realidad, sino que se sumerge en su interior, en sus recuerdos.
 
       
   
Pero los recuerdos del pasado permanecen y acompañan al ser humano en el presente como sombras inseparables, y sólo indagando en esos recuerdos o "recuerdos encubridores" como los llama Freud (cf. Freud 1972:783) se puede llegar a descubrir qué clase de cosas encubren y por tanto atisbar la verdad. De este modo el yo narrador revive los "recuerdos encubridores" de su niñez. Por ejemplo, la escena de los juguetes, cuando la protagonista se daba por satisfecha con unas ratas o con la cabeza de una muñeca, que llevaba a pasear porque creía que los juguetes eran así. Ahora la protagonista adquiere consciencia de la carencia en que había vivido y se ve obligada a reelaborar su concepto que hasta entonces había tenido de la realidad, porque esta realidad no era ni la única ni la mejor posible. Por eso esos recuerdos la persiguen.
 
       
   
A través de estos recuerdos llega también a la conclusión de que en su juventud no había gozado de felicidad alguna o de un amor verdadero, ya que ambas cosas eran objetos inalcanzables y por lo tanto se encontraban fuera de su mundo.
 
       
   
En aquel tiempo de cautiverio y represión, el único recuerdo que la reconfortaba - al igual que posteriormente el recuerdo de su amante - es el del Brachiosaurus, un dinosaurio que ella no sólo enriquece simbólicamente sino que le concede el estatus de ser superior hasta llegar a divinizarlo: "Während der seltsamen Zeit hatte er als Symbol eines anderen, von mir als höher anerkannten Sinns getaugt, weil die Gewissheit, dass, da er untergegangen war, alles einmal untergehen würde, so banal wie rettend war." (cf. Maron 1996:130-131). Incluso se lo imagina revestido de piel e incluso con vida. En cierto modo él representa para ella la RDA, un país fosilizado, por lo que espera que se hunda, para poder renacer con una 'piel nueva' , llena de esperanzas. Pero ¿por qué compara al braquiosaurio con la RDA? Porque antes de la caída del muro, la RDA ya estaba hundida, no sólo económicamente, sino en todos los sentidos: las industrias y los edificios se habían degradado y la naturaleza había sido destruida. Y además ella sabe y espera que la RDA muera, al igual que murió el braquiosaurio. Así, pues, este dinosaurio era su única salvación y su único consuelo "für alles was ich versäumt hatte" (cf. Maron 1996:52), de modo que ella se convierte en su sacerdotisa y el museo en un templo que le permite todas las mañanas practicar su oficio divino ante el dinosaurio, que en agradecimiento le sonríe, mientras ella dialoga con él. Él se convierte en su foco de atención y esperanza, dándole sentido a su vida y llenando el vacío que siente en su cautiverio, un mundo absurdo y sin sentido. Pues siendo ella la especie superior a los primates, es un animal que le teme al vacío. Según ella, o sea el yo narrador, la extinción de los saurios "gehörte vor 40 oder 30 Jahren zu den beliebtesten Themen der Journalisten und Zeitungsleser aller Altersgruppen, sogar der Kinder." (cf. Maron 196:25) Todos temían el vacío o la desaparición de la humanidad "durch die Atombombe (oder) durch neuartige Krankheiten," y en ese sentido "fühlten sie sich den Saurier offenbar verwandt." (cf. Maron 1996:26).
 
       
   
Ella no sólo trabaja de investigadora de esqueletos de animales prehistóricos, sino que además se identifica con ellos: "als wäre mein Gedächtnis uraltes Gestein" (cf. Maron 1996:111), "Ich habe meine Tierhaftigkeit nicht vergessen können." (cf. Maron 1996:165), " Ich begriff, dass es das Saurierhafte an mir war, das so liebte, etwas Uraltes, atavistisch Gewaltsames" (cf. Maron 1996:131). Como investigadora indaga en los animales prehistóricos y como individuo en su propia memoria. Según Alison Lewis "remembrance is seen as a private archeological dig in which the self combs the memory for traces of an earlier life and remains of an earlier civilization" (cf. Lewis1998:44), es decir, ella indaga en su prehistoria, en la historia previa a la civilización, en la historia de la RDA, cuyo esqueleto aún permanece vivo, marcando el destino de todos aquellos que vivían en aquel pequeño Mikrokosmos, que aún sigue siendo un misterio para ella. Y dado que para la protagonista la memoria cultural es un producto inventado, ella - al igual que hicieron los humanos con la vida de los dinosaurios - inventa su historia, búsqueda necesaria para encontrar el sentido de la vida después de la muerte del comunismo, es decir, después de la caída del muro.
 
       
   
Así como en el 'tiempo extraño' el único recuerdo feliz es el braquiosaurio, después de la caída del muro, a través del mecanismo salvador del olvido y el desvanecimiento sufrido, en el que se le revela como el sentido de la vida el amor, acaba encontrando ese amor en Franz, y con él el sentido de la vida. Franz es según Alison Lewis. "the incarnation of a pre-existing imago, an object of desire she had always known [...] Franz thus promises to give meaning to years of frustrated hopes and longing" (cf. Lewis1998:32). Así Franz es una sustitución del braquiosaurio, símbolo de sus esperanzas y deseos antes del final de la "Freiheitsbande", como el narrador denomina al gobierno de la RDA. Franz es ahora, después de la caída del muro, su esperanza: con Franz viene la liberación, la recompensa por todo aquello que ella había deseado pero no había tenido y la plasmación de su ideal: el amor. Las palabras de Franz le sonaban a música celestial, como si se tratase de una profecía. Fue él, el que le permitió reescribir su historia, porque a través de él, de su amor, le fue revelado el sentido de su vida. Y por ello es a él a quien llama 'creador' o 'dios' "denn was wir in uns spüren, halten wir für göttlich" (cf. Maron 1996:181). Franz es para ella la salvación, la liberación, la dicha y la desdicha. Él la libera de la carga del pasado, la hace sentirse libre. Pues es a él, a Franz, objeto de deseo siempre existente en su interior, a quien ella había estado esperando, desde su nacimiento. Por lo que define al amor "wie ein Virus, das [...] von unserer Geburt an wie eine Gefangene in uns lebt (und) nur manchmal gelingt es ihr, sich zu befreien und aus ihrem Gefängnis, das wir sind, auszubrechen." (cf. Maron 1996:28). Y para que ese virus se liberase, para que pudiera encontrar a Franz, tuvo que ser derrumbado el muro. Ahora ella tiene una razón por la que vivir, un sentido por el que existir, lo imprescindible para que pueda reescribir su historia: "Historical change acts on a personal level as a catalyst and it is in relationships that the effects of the end of the 'time of freedom' are most apparent: new couples are formed and old relationships of convenience are sacrified for newer affairs: 'Als lebten wir alle erst seit einem Jahr'" (cf. Lewis 1998:31). Después de la caída del muro, la gente enloqueció de alegría y con ella sus ciudades: con las calles abiertas por edificios en obra. Pero las personas habían cambiado, ya no eran las que eran en aquel 'tiempo extraño'. Así también el braquiosaurio había abandonado a la protagonista. "Der Brachiosauros war mir fremd geworden. Er war zu Franz übergelaufen, zu Franz und seiner Frau." (cf. Maron 1996:215). Pues el braquiosaurio se había aliado con ellos, empezando a tomar sus características.Y al igual que el braquiosaurio, la antigua RDA estaba tomando las características de la RFA: tanto las ciudades como los ciudadanos habían perdido su idiosincrasia. Externamente apenas se percibían diferencias.
 
       
   
Y ella, habiendo conseguido su objeto de deseo, su liberación, se reconcilia con su pasado arcaico, con el braquiosaurio, con su Tierhaftigkeit, porque ahora se siente libre, formando parte de la naturaleza y del antiguo microcosmos de la RDA. Sin embargo, en ese nuevo mundo es una extraña, se siente como un animal más, como una piedra más de los nuevos edificios, enloquecida, al igual que la ciudad.
 
       
   
Finalmente, a pesar de su apasionado comienzo, sin embargo esta unión, la unión de los amantes y la unión de las dos Alemanias, está marcada por la inseparable carga de las experiencias y vivencias pasadas. Así a Franz le cuesta no sólo entender el pasado de ella, que sólo conocía a través de los periódicos, sino también el mundo del que ella proviene que era un mundo diferente al suyo. Y es que después del largo periodo de división, los alemanes de las dos regiones tienen biografías diferentes y comportamientos disímiles en su vida cotidiana. Como si viviesen en dos mundos paralelos. Por ello, a ella Franz se le aparece a veces geisterhaft, a veces celestial, comparando sus ojos tristes con los del cielo. Franz, al igual que ella, desea la unión, para poder vivir juntos una nueva vida, pero para ello tiene que superar los obstáculos que le vienen de su pasado. Ambos pues tienen que cargar con la herencia de su pasado; pero Franz tuvo suerte, porque le habían enseñado las canciones correctas y porque podía viajar a cualquier lugar. Esto es por lo que él se consideraba romano mientras que a ella la tenía por bárbara y traidora a su país.
 
       
   
La memoria del pasado perdura de alguna forma y la nueva Alemania es perseguida por el espectro de la RDA, por su pasado arcaico y no civilizado, que convierte el camino hacia la verdadera unión, en un camino pedregoso. Y para muchos, como para nuestra protagonista, sin la esperanza de volver a ver a su amor, a su ideal. Así nos dice que había dejado de creer en el braquiosaurio, puesto que él se había convertido en lo que era: en un esqueleto. Y ya no lo cubría con piel, pues su esperanza, su ideal de un socialismo humano se había desvanecido. Aunque ahora era libre y podía tomar sus propias deciciones, pero su esperanza se había evaporado. Como también se había evaporado su amor, Franz, que después de liberarla de su cautiverio, había sido atropellado. Su amor se había visto truncado, su esperanza pisoteada, como muestra la imagen de Franz atropellado por un autobús. Y ella no sabe si pudo hacer algo por salvarlo o si incluso fue culpable de su desaparición. "Ich habe Franz getötet. Oder war ich es nicht? Habe ich ihn nicht gestoßen? Ist er von selbst gestürzt, gestrauchelt, weil ich ihn nicht gehen lassen wollte? So oder so, ich habe Franz getötet" (cf. Maron 1996:238). Así termina la novela, con una pregunta abierta para que el lector la juzgue.
 
       
   
¿Destruyó ella su esperanza, su objeto de deseo, al igual que lo hizo con unos zapatos italianos, por temor a perderlo? El yo narrador afirma, que sólo había una salida posible: dich zu gewinnen oder umzukommen. Según mi lectura, ella era consciente de que siempre sería para él una bárbara, la parte no civilizada, por lo que una unión feliz sería imposible, así que uno de los dos tenía que morir. Franz muere y ella se resigna. Vuelve a su lecho y se viste con una piel de mono, pues los animales no van al infierno. Por otra parte, la existencia de Franz no sólo le ofrece un foco de atención para olvidarse de los problemas de su alrededor debido a la unificación, sino que la muerte de Franz le permitide, reescribir su historia a posteriori.
 
       
   
Animal triste nos quiere transmitir que el principal problema que tienen los dos amantes, la protaginista y Franz, y que en general tienen las dos partes de Alemania, es la herencia del pasado. Y aunque al principio de la relación, los dos se idealizan y creen que son capaces de superarlo todo sin arrastrar ataduras, la realidad es otra: Las ataduras existen, y ambos se sienten romanos. Por lo que el camino hacia la verdadera unión es todavía inalcanzable. Sigue siendo un camino interrumpido por un muro, aunque no físico, sí síquico e invisible.
 
       




 
   
3.
Bibliografía
 
   
 
 
 

Conrady, Karl Otto, 1993. Von einem Land und vom andern. Gedichte zur deutschen Wende 1989/1990. Mit einem Essay „Deutsche Wendezeit“. Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1993 (Word Biblical Commentary 52B). (=Conrady 1993).


Emmerich, Wolfgang, 1997. Kleine Literaturgeschichte der DDR. Leipzig: Gustav Kiepenheuer, 1997². (=Emmerich 1997).


Freud, Sigmund, 1972. Psicopatología de la vida cotidiana. Análisis fragmentario de una histeria (caso Dora). Psicoterapia. El chiste y su relación con lo inconsciente. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, 1972 (Tomo III). (=Freud 1972).


Lewis, Alison, 1998. „Re-Membering the Barbarian: Memory and Repression in Monika Maron's Animal Triste“. En: The German Quaterly 71,1 (1998), pp. 30-46. (=Lewis 1998).


Maron, Monika, 1991. Stille Zeile Sechs. Frankfurt am Main: Fischer, 1991. (=Maron 1991).


Maron, Monika, 1996. Animal triste. Frankfurt am Main: Fischer, 1996. (=Maron 1996)




 



JOSEFA CONTRERAS FERNÁNDEZ
Universitat Politècnica de València
Escola Tècnica Superior d'Enginyers de Camins, Canals i Ports
Departament de Lingüística Aplicada • Camí de Vera, s/n
E-46022 València
Telèfon: 0034 96 387 95 34, ext. 79534 • Fax: 0034 96 387 75 39
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