Pasó la fiesta, cesó la música,
y sin decir adiós se fue el verano.
Yo también me fui sin verla,
al invierno desterrado.
En la ciudad soy igual que el náufrago
que en una isla está solo y penando:
¡Mal será que algún maciello
se me vaya a adelantar!
Me sé más mapas que "Robinsón":
La Fueva entera, Arcusa y Valle Vió.
Iré de fiesta en fiesta hasta encontrarla,
cuando me pongo ¡bueno soy yo!
Botellas con mensaje haré un montón,
pienso pedir mil veces y un millón
que le dediquen en Radio Sobrarbe
aquella canción.
Se van los años y yo buscándola,
aunque en la búsqueda algo he sacado:
sé charrar ya con soltura
chistavín y hasta fuevano.
Sé ir navata, chiretas sé guisar,
de Aínsa hablar fatal -o de Boltaña-
como si fuera un nativo
de uno u otro lugar.
Por cierto, ella no apareció;
debió estar cerca, pero se escapó.
Sobrarbe entero ha bailado en mi brazos,
y aún hubo alguna que repitió.
Soy sobrarbense ya, quieras que no:
si me la encuentro así de sopetón,
como un maciello beberé el olvido
de cualquier porrón.